Listado de fics del blog

Dale al título para ver el listado completo. Te animo a que me dejes un comentario si detectas algún link roto o erróneo. Con ánimo de que o...

[Crossover: Medievil x Corpse Bride] La voz es más fuerte que la espada - Capítulo 3



Capítulo 3 
AMISTAD 



- La buena noticia es que, a pesar de lo mal que están las cosas, la tumba de los Demonios de las Sombras sigue cerrada – dijo Rokh un tiempo después mientras sobrevolaban la Tierra Encantada, el primer lugar que Emily visitó al llegar a Gallowmere.
- Cuéntame sobre ellos – pidió Emily, sentada cómodamente sobre su espalda.


- Hace mucho tiempo Zarok convocó a esos demonios con sus malas artes y los usó para que cundiera el pánico en el reino. El Rey Peregrino mando su ejército para detener al malvado hechicero en una batalla desesperada por defender Gallowmere. Sin embargo encontró resistencia, pues un gran ejército de no-muertos les estaba aguardando.
- ¿Hubo batalla?
- ¡Ya lo creo! Una terrible y larga batalla entre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal. Por suerte para todos, jovencita, Zarok fue derrotado y, supuestamente asesinado por un campeón del Rey Peregrino… 
- Pues no debió derrotarlo muy bien si ha regresado.
- Eso mismo pienso yo…
Rokh hizo una pausa, tomando otra corriente de aire y giró en un movimiento un tanto oblicuo, descendiendo unos metros.
- Ahí – dijo, señalando con la cabeza. 
Emily se estiró un poco para observar lo que indicaba.
- Fue allí donde tuvo lugar la cruenta batalla. Actualmente el terreno es un cenagal encantado por la cantidad de almas en pena de los guerreros caídos que quedaron atrás sólo para lamentarse entre el fango, aún dispuestos a seguir luchando en su muerte. Es una zona muy peligrosa que es mejor evitar, sobre todo los fuegos fatuos que te atrapan para que te hundas en lo más profundo, reuniéndote con los cadáveres que se pudren bajo las aguas del pantano…
- Vaya – comentó Emily cuyos intentos por ver algo entre la niebla fueron infructuosos  – Con eso de que siguen luchando en su muerte ¿quieres decir que son muertos vivientes? ¿Cómo yo?
- Así es, gracias a la brujería de Zarok.
Emily meditó unos instantes.
- Humm… ahora entiendo por qué a la gente de por aquí le causo tan mala impresión.
- Eso es cierto pero al oír tu voz nos damos cuenta de tu error. En cualquier caso está claro que Zarok está recuperando a sus seguidores. Esperemos que no libere a los Demonios de las Sombras o las consecuencias podrían ser fatales. Tengo entendido que el Rey Peregrino, tras honrar a los caídos en la batalla, consiguió aprisionar a los demonios usando un artefacto que ocultó para que no cayera en malas manos… en cualquier caso esa no es nuestra preocupación por ahora. Ya estamos llegando, observa.
Emily obedeció y poco después, delante de ellos, vio que entre las nubes altas se alzaba una alta torre sobre una pequeña isla. La muchacha entendió enseguida la ventaja de semejante ubicación: la única manera de llegar a la guarida de Zarok era por mar o aire. En la parte más baja de la isla podía verse una gran fortaleza en la cima del pico. Le dio la sensación que, a pesar de todo, el que hubiera elegido semejante sitio para vivir tendría que ser alguien solitario y amargado.
- No parece que haya vigilancia – estimó Rokh, tras la enésima pasada – Sin embargo no me termino de fiar…
- Si quieres puedes dejarme en un sitio apartado, lejos de posibles ataques – propuso Emily.
- Precisamente me preocupa tu bienestar, a mi no me importa probar a acercarme un poco más…
- Oh, te agradezco el detalle, pero hazme caso. Soy más pequeña por lo que paso más desapercibida y, a fin de cuentas, estoy muerta. Suponiendo que hubiera guardias que no vemos siempre puedo fingir ser un zombie sin cerebro… 
- Es que ya eres un zombie sin cerebro – dijo de manera maliciosa Maggot.
- ¡Hazme caso! – dijo Emily, ignorando al gusano - ¡Puede que sea la mejor manera de obtener más información! 
- No sé, muchacha. No me termina de convencer la idea, es un tanto arriesgada…
- No tengo nada que perder, probemos. ¿Qué es lo peor que puede pasar? Recuerda que yo no soy el héroe que va a salvar Gallowmere. Puede que además, estando de este lado, pueda ayudarle en el momento en que más lo necesite.
Rokh meditó largo tiempo y entonces, sin decir nada, viró comenzando a descender. Se posó en unas ruinas al oeste de la entrada principal y ayudó a descender a Emily.


- Eres muy convincente.
- Cuando algo se me mete en la cabeza – dijo ella agitando una mano con una sonrisa.
Notó el movimiento del gusano en su interior pero no dijo nada; solía hacer eso como un gesto equivalente a una palmadita en la espalda o un codazo.
- Pero permíteme decirte que tu plan,  aunque es bastante bueno, tiene un punto débil – insistió Rokh -  Si estás en apuros no podré rescatarte.
- No estaré en apuros y, como digo, no puede empeorar más mi situación… ¿verdad?
El ave no contestó y Emily sintió una repentina preocupación al entender ese silencio tan misterioso como si él supiera algo que ella desconocía; que efectivamente hubiera alguna situación aún peor que estar muerta.
- Me marcho entonces – dijo él finalmente – Espero que tengas suerte. No pienses que me olvidaré de ti pero he de buscar a ese héroe, Fortesque, por si necesitase ayuda… volveré a por ti cuando todo acabe y …
- Muchas gracias Rokh, nos veremos de nuevo entonces. Hasta pronto.
- Hasta pronto muchacha, ten mucho cuidado.
Le despidió con la mano mientras él se alejaba volando del lugar. Luego se dio la vuelta y se encaminó hacia la fortaleza.
- Si ya me lo decía mi madre: hijo, cuando encuentres tu propia casa asegúrate de que tenga carne en abundancia pero sobre todo, que esté bien muerta – recitaba incansablemente Maggot en el interior de su cráneo – Cuando decía muerta, se refería a muerta de verdad. No por ahí merodeando, dando vueltas de aquí para allá y metiéndose en problemas. Siempre se te ha dado bien eso ¿verdad? Nunca escuchas los consejos que te da la gente… y yo qué pensaba que habrías aprendido la lección con todo aquello de Lord Barkis…

Emily no aguantó más. Se detuvo malhumorada y se golpeó en el oído derecho. Maggot dejó de hablar, ya que estaba siendo zarandeando sin piedad y salió despedido de la cabeza de la chica. Ella paró, aliviada de su carga.
- Nadie te ha pedido que vinieras conmigo – le contestó, enfadada – ¿O es que te piensas que a mi me gusta tener un gusano en mi cabeza que no para de sermonearme mientras me hinca el diente en la poca carne que me queda?
Cuando vio la expresión de él, indefenso y diminuto en el suelo, se detuvo y suspiró. Luego se puso de cuclillas y su expresión se dulcificó un poco.
- Maggot, no te estoy obligando a nada – continuó tras un momento de silencio – De hecho ni siquiera sabía que estabas conmigo. Pensaba que te habías quedado atrás, en el mundo de los vivos, cuando me entregué a la luz de la luna. Yo quiero seguir mi camino ¿no lo entiendes? Debo seguirlo. Víctor me liberó de las cadenas que me aprisionaban – se arrodilló para mirarle más de cerca – Yo en ningún momento te he obligado a que permanezcas conmigo, eres libre de marcharte siempre que quieras, a otro cadáver en descomposición y que se esté quietecito en el sitio, tal y como te aconsejaba tu madre… yo no seguí los consejos de la mía ni de mi padre. Y así me fue…
Se quedó callada unos instantes, apesadumbrada. Maggot la miraba, claramente arrepentido de sus palabras.
- Tienes razón – dijo, carraspeando y sin mirarla a la cara – Si he venido aquí ha sido por mi propia decisión… porque eres mi mejor amiga, Emily. Bueno ¡qué digo! Eres mi única amiga, descontando a la Viuda Negra, pero ella sí que se quedó atrás. Me gusta vivir en tu cabeza y hablar contigo, aunque sea para devolverte a veces la razón que tanto te falta. La verdad es que desde que hemos llegado a esta… Galowmere, estoy muerto de miedo, por eso me pongo tan cascarrabias. No quiero que me dejes atrás…
Ella le sonrió con cierta dulzura y alargó su mano para que él se subiera.
- A mi también me gusta que estés conmigo y no debes preocuparte, no te dejaré atrás – le confesó, sacándose con la mano libre el ojo derecho.
Él sonrió, animándose visiblemente, y se arrastró por su mano hasta el interior de la cuenca, fría y oscura como a él le gustaba. Luego Emily se volvió a encajar el ojo.
- ¡Está bien, vamos a ello! – dijo con voz enérgica Maggot – Ya sabes chiquilla: cabeza bien alta, hombros hacia atrás, expresión altiva… ¡vamos allá!
Emily, quien había ejecutado todas las instrucciones según las recibía, reemprendió de esa guisa tan arrogante la marcha, si bien con una sonrisa en sus labios.
- Oye, respecto a esta pequeña conversación que hemos tenido – susurró Maggot bajito, como si temiera que alguien más pudiera oírle – Que quede entre tú y yo. ¿Sí? 
- Por supuesto.
- En especial aquella en la que te he dicho que tengo mucho miedo…
- Que sí, que lo he entendido. Y ahora cállate de una vez… pesado.



Poco después pensó que Rokh había hecho bien en desconfiar y no arriesgarse a descender sobre aquél lugar. Cuando Emily estaba llegando a las puertas de acceso éstas se abrieron y salió un grupo de lo que parecían guardias armados con una especie de palos de metal de boca ancha. Eran un tanto extraños, pensó Emily, puesto que saltaba a la vista que no eran humanos. Lo que más le llamó la atención, aparte de sus sombreros, fue su panza, pues era similar a una caldera ardiendo.
No tuvo tiempo de esconderse puesto que la vieron enseguida. La señalaron, dándola el alto.
Ella se detuvo sin saber muy bien qué hacer.
- No digas nada. Recuerda que eres una zombie descerebrada – le urgió Maggot y Emily obedeció, aunque no sabía muy bien qué debía hacer.
Extendió los brazos hacia adelante, dando unos pasos un poco vacilantes, luego se volvió hacia atrás, mirando como si no entendiera que estaba pasando. Y se puso a andar hacia otro lado. Para darle más énfasis abrió la boca de un modo ridículo y emitió sonidos inarticulados. Sin embargo no quitaba ojo a los guardias.
Uno de ellos bajó su supuesta arma y le hizo el gesto al resto de que le imitara.
- ¡Falsa alarma! – dijo – No es Él. No es más que otro peón del Maestro.
¿Él?” – pensó Emily. ¿Se referirían al héroe Fortesque?
- Pero ¿y qué hace aquí? – preguntó otro – Se supone que la carne de cañón estaría en primera línea y no en los dominios del Maestro.
- ¿Me ves con cara de saberlo? – respondió el primero – Pero tienes razón, no debería estar aquí... tendremos que deshacernos de ella.
- ¡Pero no podemos perder tiempo! – se quejó un tercero – Tenemos que encontrar el Artefacto de las Sombras  y no podemos desviarnos del camino.
¡El Artefacto de las Sombras! Emily aguzó el oído mientras seguía dando vueltas en círculos.
- ¿Se la llevamos al Maestro? – preguntó un cuarto.
- ¿Qué? ¿Molestarle por un cadáver putrefacto sin seso? – farfulló ofendido el primero - ¡Ni hablar! Tú y tú – ordenó a otros dos – Llevadla al calabozo y volved inmediatamente. No tenemos tiempo que perder…
Los dos elegidos se acercaron. Emily entonces ahogó un grito y echó a correr. Los guardias se miraron sorprendidos e iniciaron la persecución, gritándola el alto.


- ¡Mira que te lo dije que esto no era buena idea! – gritaba Maggot mientras rebotaba dentro de la cabeza de Emily. Luego se escurrió por su oído saliendo al exterior - ¡Ah! ¡Nos persiguen!
- ¡Ya lo sé, cállate!
Sin embargo no llegó muy lejos, disuadida por un terrible sonido similar al de un trueno. Justo después el tronco del árbol cercano estalló por los aires. Emily se detuvo con brusquedad y miró de hito en hito el tronco humeante, al que le faltaba un buen trozo de madera.
- ¡Ah! ¿Qué ha pasado? – gritó Maggot asomándose por el oído con los ojos abiertos como platos - ¡Eso podías haber sido tú!
- ¡Chisst! – le ordenó Emily y se tapó el oído metiéndole por la fuerza en su cabeza, pues escuchaba pasos apresurados que se acercaban.
Luego se dio la vuelta. Vio que uno de los guardias bajaba el palo de metal, aún humeante. ¿Había conseguido causar toda esa destrucción desde esa distancia y con esa cosa? Nunca había visto un arma igual.
- ¡Quieta! – ordenó el otro guardia llegando hasta ella y Emily obedeció pues no quería terminar con un boquete como ése.
Resignada, se dejó rodear y conducir por los dos guardias, regañándose así misma por no haber conseguido cumplir su plan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario