Listado de fics del blog

Dale al título para ver el listado completo. Te animo a que me dejes un comentario si detectas algún link roto o erróneo. Con ánimo de que o...

[Teenage Mutant Ninja Turtles] Vientos del cambio - Capítulo III

 


Les busco en la noche, sigilosa e invisible, aunque no haya nadie de quien esconderse el ejercicio me sienta bien. Atravieso el cementerio, pasando entre lápidas, mausoleos y nichos, estatuas de ángeles guardianes y cruces tralladas en fría piedra. 

Me encaramo en lo alto de la capilla donde se oficia la ceremonia anterior a la sepultura, un bonito ejemplo de arquitectura gótica, y oteo los alrededores en busca de los chicos preguntándome dónde podían haberse metido. Es raro no haberme cruzado ya con ellos, pero tras examinar los alrededores termino llegando a la conclusión de que se han marchado… pero jamás se irían sin mí. ¿Acaso ha sucedido algo en el tiempo que estuve dormida? 

Me resulta todo muy extraño, pero quizá decidieron dejarme tranquila y se marcharon a casa. Si regresaba a la guarida, saldría de dudas. 

Justo cuando me disponía a marcharme fue cuando lo vi. Un fulgor verde que provenía de un balcón de la segunda planta del edificio administrativo adyacente. Me aproximé a echar un vistazo, pues no me sonaba que hubiera nada de eso antes. Ascendí hasta allí y pude ver que aquella cosa que emitía las luces estaba sobre la balda de una estantería junto con un montón de trastos de limpieza. ¡Qué lugar tan inusual para almacenar todo esto! Y más extraño era lo que tenía en mis manos.

Las luces provenían de una especie de líquido fosforescente contenido en cápsulas de cristal que estaban guardadas en un maletín abierto. Había sólo un par. También había una especie de pistola, aunque de un aspecto un tanto atípico. ¿Qué era todo esto y que hacía aquí entre los bártulos de limpieza? Examiné el maletín pero no había ningún logo ni nada escrito o grabado en su superficie. Antes de que pudiera darle más vueltas al asunto un movimiento captó mi atención. Alguien corría entre las lápidas en dirección al centro del cementerio. Instintivamente me agazapé y eché un vistazo y, aunque estaba oscuro, pude distinguir que se trataba de un militar con su uniforme de camuflaje. ¿Pero qué…?

Una mira láser de color rojo surgió de algún punto, apuntando a los ladrillos que había sobre mi cabeza. La observé descender un par de palmos y después desplazarse hacia la izquierda y luego hacia la derecha. Quise buscar con la mirada su origen, pero se perdía entre una silueta oscura achaparrada mucho más adelante. Hasta mis oídos llegaron unas voces de dos hombres hablando en lo que parecía alemán.

Algo iba mal… terriblemente mal. Algo me decía que estos tipos no eran trigo limpio. Llamadlo sexto sentido. 

Como la mira del francotirador había desaparecido aproveché para moverme; me guardé las dos cápsulas en un hueco del top que llevaba debajo de mi uwagi*, y me puse en movimiento con la pistola en una mano, abandonando el maletín que las había contenido. Ascendí hasta el tejado y me arrastré sobre a las tejas pero el sitio se había llenado súbitamente de estos militares salidos de a saber dónde. ¿Qué querían? ¿Por qué estaban aquí? ¿Tenía que ver con lo que me llevaba? No sabía cómo, pero intuía que así era. 

Pude ver un par más de miras láser bailando en la oscuridad sobre la fachada de la capilla. Estaba claro que no podría marcharme de aquí tranquilamente caminando de modo que busqué una vía alternativa de escape. Era una kunoichi y mi especialidad era moverme sin ser vista ni detectada, siempre adaptándome a cualquier tipo de situación y contratiempo.

¡Bingo! Justo debajo pude ver la entrada al sótano del edificio, al que se accedía descendiendo por unas escaleras de piedra, húmedas por las recientes lluvias. Vi la manguera y la puerta de acceso pero también la boca de alcantarilla.

En apenas tres movimientos calculados conseguí descender los metros que me separaban de la boca, la tomé en mis manos alzándola y me escabullí lejos de la amenaza de los militares extranjeros.


Poco después me vi forzada a subir a la superficie puesto que esta sección de alcantarillado me era desconocida. Ya me había alejado considerablemente del cementerio, avanzando por las galerías subterráneas al azar; prefería subir a la superficie para avanzar por los tejados en busca de una calle conocida para poder llegar al refugio de manera rápida. No quería preocupar más de lo necesario a los chicos. Seguía llevando conmigo la pistola y aquellas cápsulas de cristal tan extrañas… pensar en ellas de nuevo me dio una idea, pero antes tenía que asegurarme de que: a) nadie me seguía (cosa que corroboré al momento) y b) podía examinarlas con tranquilidad.

Ascendí por una escalerilla y me quedé escuchando cerca de la tapa de alcantarilla por si se oían vehículos por encima, pero no era así, de modo que estaba de suerte. Alcé la tapa con cuidado y examiné no obstante los alrededores; parecía estar en una especie de área de servicio. Fruncí el ceño. ¿En serio me había ido tan las afueras? En fin. Salí al exterior tanto como para orientarme como para echar un vistazo más detallado a lo que había encontrado. Me fui a la parte lateral del área de servicio sin despegar la vista del hombre que rellenaba su tanque de combustible: por suerte parecía estar tan flipado siguiendo el ritmo de la música rock que salía de su coche que no se dio cuenta de que una chica lagarto pasaba cerca de él.  De camino me detuve en una de las cabinas telefónicas y examiné la dirección que venía. ¡Ya sabía dónde estaba!

Apenas había llegado al lateral del edificio saqué los dos frasquitos de cristal. Los examiné con el ceño fruncido pero seguían sin decirme nada, si bien en mi cabeza resonaban las siglas T.C.R.I.** porque ¿acaso este mejunje no se parecía al que describía el maestro Splinter y que les mutó a todos? Pero no podía estar segura de que este compuesto fuera lo mismo y ni en el cristal ni en la pistola vi grabadas aquellas ni ningunas siglas, no había nada que me diera una pista. En cuanto a la pistola, que curiosamente me recordaba muchísimo a las que Donnie tenía y que usaba para aplicar la silicona descubrí que en el hueco que tenía en su parte superior parecía caber perfectamente una de esas cápsulas. Descarté una guardándola de nuevo en mi uwagi y probé a armar la pistola con la otra: encajaba perfectamente. Tiré de una palanquita y con un click el arma quedó cargada… y yo con más preguntas rondándome la cabeza. ¿Qué puñetas significaba todo esto? No tenía ni idea y opté por dejar que Donatello respondiera a eso, seguro que a él se le ocurría algo. Podría analizar el líquido verde y…

- ¡Ey! ¡Es una de ellos! ¡Fíjate! – dijo una voz de un chico joven. 

Me tensé, alcé la vista y me encontré con dos chicos y una chica observándome con curiosidad.

- ¿Queréis algo? – repuse, sonando más brusca de lo que pretendía. No me gustaba nada que se me quedaran mirando con cara de pasmarote, me hacía sentir incómoda. Por algún motivo me apresuré a esconder la pistola detrás de mí.

Los chicos se miraron dubitativos. En cambio la chica, de pelo rubio rizado hasta los hombros y vestida con ropa de marca, se aproximó un par de pasos.

- ¡P-perdona si hemos sido groseros! – dijo, con voz tímida. A pesar de que era bastante más alta que yo parecía mucho más cortada – Nunca habíamos visto… quiero decir – hizo una pausa y por su expresión vi que se esforzaba por comenzar de nuevo – Me llamo Beverly y éstos son Ian y Peter. ¡Somos unos grandes admiradores de las tortugas karatekas! 

Suspiré. Bueno, podría haber sido peor, quizá fanáticos anti-mutantes que habían aparecido recientemente y que alzaban pancartas entre gritos de odio y rechazo sobre todo lo que nosotros representábamos. 

Asentí despacio pero no dije nada; a estas alturas ya no me molestaba en corregir que el término correcto era ninjutsu. Cada cual nos calificaba y nos moteaba como se le antojaba, pero yo tenía ahora mismo otras cosas más importantes en las que pensar.

- Pero ella no es una tortuga Bev – dijo uno de ellos – Ellos no tienen cola y ella sí… quizá es otro tipo de mutante.

- “¿Cómo que las tortugas no tienen cola, chaval?” – pienso al escucharlo.

- Pero a mí me suena que había una chica lagarto con ellos – repuso Beverly pensativa y me sonrió - ¡Me suena porque eso es la leche!

Empezaron a hablar del tema y yo lo único que quería era marcharme de allí. El que me hubieran visto me hizo cambiar de idea; miré con anhelo la tapa de la alcantarilla, que se encontraba más allá de los chicos. Me parecía descortés y peligroso el pasar sobre ellos para regresar de modo que me di la vuelta y miré detrás de mí pero por alguna razón todo estaba muy oscuro y sólo veía una profunda negrura más allá del edificio del área de servicio…


…" Siempre hay cierta oscuridad antes de encontrar el camino "…


Maestro Splinter…


Pero eso no era una oscuridad normal… 

Era vacío… 

Y si por error o a propósito caías en el él, ya no podías volver…


- ¿Creéis que nos firmaría un autógrafo? 

- Podríamos preguntarle…

- Yo no me marcho sin uno…

- ¡Eh! ¿Nos firmas un…? 

El contacto me pilló desprevenida cuando la mano de uno de los chicos se cerró sobre mi antebrazo derecho en cuya mano sostenía la pistola. ¿Con qué derecho me tocaba? ¡Era un extraño! Años de vivir en la calle hicieron que mi cuerpo reaccionara de manera automática. Me lo saqué de encima de un empujón: del sobresalto había cerrado el puño y cuando quise darme cuenta escuché gritos de dolor mezclados con otros de terror.

- ¡PETER! ¡PETER! – llamaban sus amigos.

- ¡AAAAAAH QUEEEEEEMAAAAAA!

Aturdida vi mi mano extendida empuñando el arma y justo delante al chico que me había agarrado tirado en el suelo, retorciéndose de dolor. Beverly y el otro chico se habían agachado a su lado y pedían ayuda a gritos. ¡Le había disparado! ¡Había disparado a ese chaval sólo porque me había tocado! Aquel líquido verde le estaba provocando algún tipo de reacción horrible en la piel. Un olor nauseabundo invadió mis fosas nasales: el de la carne quemada. El disparo le había alcanzado de refilón, pero aun así su mejilla izquierda se estaba derritiendo en medio de un humillo grisáceo… si no hubiera estado tan horrorizada hubiera sufrido una arcada.

- Y-yo… n-no quería – balbuceé, demasiado asustada y bloqueada como para moverme.

Beverly volvió su rostro hacia mi cuando escuchó mi voz. Y esa mirada… supe que me perseguiría en mis pesadillas. 

A pesar de que mi mente me instaba a gritos que debía moverme no fui capaz, parecía que tenía los pies anclados al suelo. Finalmente reaccioné cuando vi que varias personas se acercaron corriendo. 

- ¿Qué ha pasado?

- ¡LO HE VISTO, HA SIDO LA MUTANTE!

- ¡HA ATACADO A ESE POBRE CHICO!

- ¡COGEDLA! ¡QUE NO ESCAPE!

Gritos de puro odio y rabia. No podía quedarme aquí. Eché a correr hacia la alcantarilla saltando por encima de los tres chicos.

Manos que volaban en mi dirección intentando aferrarme; si lo conseguirían me lincharían… siempre y cuando yo se lo permitiera, pero no quería empeorar aún más las cosas.

Tuve que empujar a uno de ellos y me apresuré sobre la tapa de la alcantarilla, deslizándome en su interior y echando a correr por la galería como alma que llevara el diablo mientras los gritos de dolor de Peter y la mirada de Beverly me perseguían en la oscuridad.







* Uwagi - chaqueta tipo kimono usada en Japón o mitad superior de un uniforme de artes marciales.

** T.C.R.I. - Siglas de Techno Cosmic Research Institute, organización científica presente en varias versiones de las TMNT con sede en el barrio de Brooklyn de Nueva York y cuyas siglas estaban impresas en el bote de mutágeno que mutó a las tortugas, al maestro Splinter y al cocodrilo Leatherhead.

No hay comentarios:

Publicar un comentario