¿A quién no le gustaría volar? Seguro que cuando vemos un pájaro volando, tanto en fotografía como en vídeo o en directo y especialmente si éste se limita a tener las alas extendidas para aprovechar esas corrientes de aire que tanto necesitan, lo primero que nos vendrá a la mente será la palabra: libertad. O por lo menos, yo sí que lo asocio.
Pero volar de esta manera muy típica de superhéroes es imposible salvo en el mundo de los sueños. Por lo visto soñar que volamos es una forma de decir que ansiamos la libertad y el cumplir ciertas aspiraciones, como también es porque no toleramos que los demás nos opriman o nos presionen, o simplemente que te quitas un peso de encima, esto es, que dejas atrás una obligación que para ti no es agradable; quizá es una forma de escapar precisamente de estas circunstancias con las que tenemos que lidiar en nuestro día a día y que, a menudo, debemos consentir por obligación.
Que era capaz de volar es algo que he soñado en reiteradas ocasiones desde mi adolescencia; en mi niñez no recuerdo si se daba el caso. Normalmente en estos sueños era algo fantástico y fabuloso, por ello cuando despertaba solía hacerlo con una sonrisa en la cara y, si aún tenía tiempo de dormir, intentaba repescar ese sueño (contadas veces he tenido éxito). Normalmente en estos sueños me sentía poderosa, capaz de hacer cualquier cosa y normalmente solía centrarme en volar sin rumbo admirando el paisaje, curiosamente la mayor parte de las veces de ciudad (por lo visto, esto significaría que internamente me siento bien conmigo misma y estoy llena de confianza). De base partía conque yo sabía que podía hacerlo, de modo que si volaba era por decisión propia.
Ahora bien, no siempre es agradable, pues hay veces que en el sueño más que volar, floto y sin mi control. Por ejemplo, estoy en un sitio donde me siento intimidada o incómoda y de pronto mis pies se despegan del suelo a lo Mary Poppins (sólo que sin necesidad de reír) y, aunque yo intente por todos los medios el evitar que pase eso, me elevo hasta darme con el techo o si estoy al aire libre, hasta que me alejo y voy a la deriva. Sin duda esto lo detesto, porque es otra variedad de sueños en los que me da ansiedad o frustración, porque no puedo hacer nada por evitarlo ni controlar la situación; ya puedo agitar todas mis extremidades que seguiré a la deriva.
Otra variante es que a veces intento volar hacia cierto sitio pero por lo que sea mi cuerpo o la fuerza que me impulsa no obedece, y voy a otro totalmente diferente.
Curiosamente nunca he soñado que hiciera caída libre porque se me agotara el poder, o que necesitara de un dispositivo o bien que fuera acompañada por alguien (esto creo, que ha sido sólo una vez), pero he de admitir que la sensación de volverme una especie de globo no es nada agradable.
Volar mola, levitar no. Al menos en mi caso.
¿Os ha pasado? ¿O habéis sufrido alguna otra variante de lo que acabo de redactar? Me encantaría leer vuestras respuestas.
Volar… Es de los sueños más recurrentes que he tenido desde mi infancia hasta mi mayoría de edad (rondando los 23 años) luego se ha hecho menos recurrente debido a algo que me sucedió y por lo cual decidí dejar de tener sueños lucidos y sueños en general, seguramente ya sabes a lo que me refiero.
ResponderEliminarYa de mayor me pongo a reflexionar sobre algunas memorias de mi niñez que más bien deberían ser recordadas como sueños. El poder de volar que tengo en los sueños lucidos (o tenía) lo he ido adquiriendo poco a poco desde mi infancia, es difícil recordar desde que edad; el recuerdo más antiguo que tengo es donde trato de volar como Superman, pero no sé cómo hacerlo, sin embargo, sí que aprendo a dar saltos muy largos como de 5 metros; Luego de un tiempo, sin saber lo que significaba en ese tiempo adopto una posición de Yoga llamada “Flor de Loto”, eso lo hago encima de una mesa y así es como aprendí a flotar aunque sea a la altura de la mesa; luego subía escaleras o algún sitio alto y podía flotar desde esa altura. Son sueños muy vívidos y era yo tan pequeño que a veces los confundía con la realidad.
Fue hasta que tuve mi primer sueño lucido que por fin pude dominar el poder de volar; sería muy largo de contar, pero básicamente estaba yo con mis primos y amigos en una isla, reconocí la casa donde vivía y algo no cuadró en el sueño, supe inmediatamente que aquello no era una isla y que yo estaba soñando, luego todos se alejaron en un barco volador y si no los alcanzaba me quedaría allí, ante mis ojos apareció una motocicleta con alas de avión, la monte y me llevó hasta el barco; una vez estuve en el barco todos a mi alrededor me aplaudieron como si aquello solo fuera una prueba que yo había superado.
A partir de allí siempre que tenía sueños lucidos, lo primero que intentaba o trataba de mejorar era el poder de volar; una vez di un salto con tanta fuerza que me llevó al espacio, luego me quedé mirando el planeta por un momento y después caí de nuevo con una velocidad hipersónica, lo cual creó un pequeño cráter en el suelo. Siempre que vuelo en sueños es porque estoy en un sueño lucido, nunca ha sido algo desagradable o frustrante excepto cuando despierto y recuerdo que soy un simple mortal; aunque a veces también se me gasta o acaba el poder, como si el soñar eso requiriera de un esfuerzo y luego no puedo volver a volar y/o despierto.