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[Teenage Mutant Ninja Turtles] El topo y el mouser - Capítulo IV


Donatello apenas había avanzado una decena de metros pero tuvo que detenerse porque para su sorpresa y consternación la chica no le había obedecido.

- Creía haberte dicho que te quedaras atrás – le dijo, con el ceño fruncido.

- ¿Y perderme la diversión? – respondió ella en un susurro, soltando un bufido. Llevaba al mousser en brazos – Además si no hubiera sido por Seymour no habríamos descubierto esto ¿eh? ¿Y de quién fue la idea de que lo repararas?

Donatello suspiró para sus adentros.

- Vale, pero ahora debemos avanzar en el más absoluto silencio. ¿De acuerdo?

- Como una kunoichi, sí. Captado – dijo ella e hizo el gesto de cerrarse la boca con una cremallera y levantó un pulgar.

Don puso los ojos en blanco y tras esto siguieron avanzando.

 

La alcantarilla por la que iban llevaba un flujo apenas existente de agua pero desembocaba en una principal. Donatello se hacía una idea aproximada de dónde podían encontrarse pero no estaba del todo seguro. Antes de abandonar la seguridad de la galería por la que iba, que casi les hacía ir algo agachados, dio el alto con una señal silenciosa a la chica y luego se asomó despacio para echar una ojeada.

No vio nada extraño hasta que miró hacia la derecha donde comprobó, extrañado, una gran cantidad de tierra acumulada. Despacio y en absoluto silencio abandonó su escondite y de un par de saltos ágiles había cubierto la distancia que lo separaba de ese montón de tierra.

¿Un desprendimiento? Le parecía raro. La galería no estaba obstruida, de modo que ladeó el montón y dio con el boquete de la pared, un agujero lo bastante grande como para que cupiera una persona alta sin ningún tipo de problema. Y entonces vio lo más extraño de todo. Había un par de sacos colocados al lado de la puerta de ese túnel.  Se aproximó a examinarlos con Gioconda a la zaga, quien se quedó vigilando mientras él hurgaba en los sacos. Se quedó estupefacto cuando vio el contenido.

- ¿Qué es todo esto? – preguntó Donatello de manera retórica, de lo más desconcertado.

Gioconda dejó a Seymour en el suelo y se acercó a mirar. Cuando vio que lo que había dentro eran joyas, dinero y y oro ahogó una exclamación llevándose una mano a la boca.

- ¡Es el ladrón de las joyerías! – siseó Gioco, agarrando a Don del brazo y zarandeándolo - ¡El que sale en las noticias! Decían que entraba y salía por las alcantarillas, que excava para llegar a los negocios. ¡Le hemos encontrado Donnie, es él!

Donatello sabía que la niña tenía razón. No había que ser ningún lumbreras para darse cuenta de ello tras ver esos sacos y toda esa tierra esparcida. Estaba seguro que si además consultaba el mapa y la dirección había una joyería justo encima de sus cabezas. Pero ¿qué debían hacer?

No era asunto suyo, desde luego, pero acababan de hallar a los causantes de las oleadas de robos en joyerías y negocios de la ciudad que llevaba dando esquinazo un par de meses a la policía. No podían mirar para otro lado dejando que se marchara de rositas; debían detenerle.

Donatello asintió para sus adentros, pero antes de que pudiera decirle nada a Gioco escuchó movimiento en el túnel que tenían más adelante y surgió una luz amarillenta que les deslumbró. Poco después emergió el ladrón cargado con otros dos sacos sobre sus anchas espaldas.

- ¿EH? – exclamó éste, cuando vio a la tortuga y a la lagartija mutantes delante de él - ¿QUIÉNES SOIS VOSOTROS DOS Y QUÉ HACÉIS AQUÍ?

Pero ellos no respondieron enseguida,  pues se quedaron sorprendidos porque no esperaban su aspecto.

Se trataba, ni más ni menos, ¡que de otro mutante!

 


¡El ladrón de joyas era otro mutante! Cuando lo vio Donatello entendió parcialmente por qué Seymour lo había rastreado. Aunque en un primer vistazo parecía una especie de rata humonoide gigante, mucho más grande y musculosa que el maestro Splinter desde luego, Donatello se dio cuenta que se encontraban realmente ante una especie de topo enorme. Pero un topo no era un roedor ¿por qué Seymour lo había seguido pues?

Su pelaje era gris e iba vestido y ataviado con equipo de minero: el casco con la linterna incorporada, gafas de protección, un peto verde y pantalones negros rotos que le llegaban hasta las rodillas, una bota en el pie izquierdo y una enorme mochila a sus espaldas donde llevaba un pico, una pala y un martillo neumático.

Sin embargo, el hallazgo de su naturaleza no era excusa para pasar por alto lo que estaba haciendo, Donatello lo tenía claro. Además estaba seguro que el ladrón no estaría dispuesto a que lo atraparan.

El mutante (porque eso parecía) arrugó la nariz y examinó al dúo con el ceño fruncido.

- ¿EH? – exclamó - ¿QUIÉNES SOIS VOSOTROS DOS Y QUÉ HACÉIS AQUÍ?

- Podríamos preguntarte lo mismo pero ya sabemos la respuesta – le respondió Donatello, señalando los sacos de las joyas – Tu eres el que está robando todos esos negocios.

- ¿Y qué si lo hago? – replicó el topo con una sonrisita perversa.

- ¡Pues que robar está mal! – le recriminó Gioconda alzando el dedo índice, recordando no sin vergüenza sus días de vivir en la calle robando para sobrevivir, aunque esto era distinto a su juicio- ¡Esas joyas no te pertenecen, así que ya puedes devolverlas!

El topo gigante lanzó un gruñido, soltó el saco y se llevó las manos atrás, sacando el pico para, a continuación, proyectarlo contra Gioconda.

- ¡CUIDADO! – exclamó Donatello, empujando a la chica a un lado antes de apartarse él hacia el opuesto.

Como resultado el pico dio contra la piedra del suelo de la alcantarilla, levantando chispas.

- ¡SOY DIRTBAG Y NADIE ME DICE LO QUE TENGO QUE HACER! – rugió el topo, volviéndose hacia Donatello mientras alzaba el pico de nuevo y lo bajaba con todas sus fuerzas.

La tortuga sacó rápidamente su bo y lo usó para interceptar el pico, alzando sus brazos y apoyando bien sus dos pies en el suelo.

- “¡Es muy fuerte!” – pensó Donnie mientras apretaba los dientes ejerciendo toda la fuerza de la que era capaz en un intento por contrarrestar su ataque.

El topo gruñó y levantó el pico súbitamente haciendo que Don se alzara un tanto perdiendo equilibrio y golpeó a la tortuga en un costado con el pico de canto. Donatello saltó por los aires y dio contra la pared de piedra de al lado, cayendo despatarrado sobre los sacos de joyas que se volcaron desparramando su contenido.

Dirtbag lo ignoró porque estaba furioso por la interrupción de aquellos dos: lo único que tenía en mente era matar. Se aproximó hacia Donatello con el pico en ambas manos pero cuando lo alzó para asestar un nuevo golpe algo tiró de él hacia atrás haciendo que se desestabilizara. Giró la cabeza y vio a la chica lagarto colgada del pico, haciendo fuerza para que él siguiera bajándolo por detrás de la espalda. Dirtbag estaba incómodo en la posición y lo soltó con ánimo de hacerla caer pero ella parecía esperarlo, porque en su lugar lo agarró con firmeza y le hundió el mango entre las costillas mientras él se daba la vuelta.

Dirtbag gritó de dolor pero eso el golpe sólo lo enfureció más. Asestó un puñetazo apuntando a la cara de la chica pero Gioconda lo esquivó agachándose para, acto seguido, arrojarse entre las piernas de Dirtbag. Sin embargo se le olvidó la cola del topo, pues no estaba acostumbrada a enfrentarse a otros enemigos que contaran con cola como ella. Dirtbag la golpeó haciéndola rodar a un lado con un grito de dolor.

Cuando se volvió para recuperar su pico apenas pudo esquivar el bo de Donatello, quien ya se había recuperado del golpe. A pesar de que el topo era grande y fuerte no era tan rápido y ágil como la tortuga y recibió varios golpes rápidos del arma de Donnie. Por detrás vio a la niña sacudiendo la cabeza y levantándose del suelo. En breves estaría lista para pelear de nuevo.

Dirtbag se dio cuenta de que no tendría muchas opciones al luchar contra ambos. Frustrado entendió que no tenía más opciones que la huida, aunque eso significara abandonar su preciado botín. Eso le enfureció pero debía sacar cierta ventaja. Se llevó la mano a su mochila, extrajo la pala y la usó como arma para desviar el nuevo golpe del Bo que iba hacia su frente y luego alzó la pierna asestándole a Donatello un puntapié en el estómago. El plastrón de la tortuga era rígido y le proporcionaba una excelente protección contra golpes pero aún así expulsó todo el aire de sus pulmones cuando el pie del otro mutante le alcanzó, dejando a Donatello doblado sobre sus rodillas.

- ¡Donnie! – gritó Gioco, disponiéndose a encarar a Dirtbag.

Pero éste echó a correr empujándola a un lado, provocando que cayera de bruces chapoteando en la sucia agua de la alcantarilla. Llegó a escuchar una sarta de improperios entre accesos de tos que le dedicó la chica pero Dirtbag la ignoró, poniendo pies en polvorosa. No volvió la vista atrás y pronto desapareció.

 

Donatello inspiró hondo y se alzó apoyándose en su bo mientras recuperaba el aliento. Buscó con la mirada a Gioconda, que estaba de pie en medio del tubo de la alcantarilla, escupiendo y sacudiéndose enérgicamente pues estaba empapada de pies a cabeza.

- ¿Estás bien? – le preguntó Donatello guardando su bo.

Gioconda asintió con el ceño fruncido y escupió a un lado.

- Puaj… sí. ¿Y tú?

Don asintió y miró en la dirección por la que había visto huyendo entre chapoteos a Dirtbag. Luego miró en dirección a los sacos de joyas, esparcidas por toda la alcantarilla. Sacudió la cabeza.

- ¡Debemos ir tras él! – exclamó Gioconda, pasándose el brazo por la boca y haciendo un mohín; había llegado a tragar agua infecta y no podía conseguir sacarse el mal sabor de la boca. Reprimió una náusea - ¡Avisemos a los otros!

Donatello ya había tomado una decisión. Sacó el control remoto de su bolsa y pulsó para que Seymour volviera con ellos, pues no le había vuelto a ver desde antes del encuentro con Dirtbag.

- No podemos perder tiempo llamando a los demás y que vengan hasta aquí – explicó a la chica – Seymour puede seguir su rastro de nuevo pero, si esperamos mucho, es probable que ya no pueda encontrarlo.

Gioconda se le quedó mirando durante un momento pero terminó asintiendo con la cabeza. Entonces se volvió, avanzó unos pasos y se apoyó en la pared húmeda de la alcantarilla para reprimir las arcadas.

- ¿Estás bien? – le preguntó Don de nuevo.

- S-sí… es sólo que… no puedo quitarme… el mal sabor de boca – respondió ella dándole la espalda, temblando ligeramente porque se esforzaba en no vomitar.

Donatello hurgó en su bolsa una vez más, la llamó y le lanzó una botella de agua que la chica abrió con avidez. Sin apoyar la boca en la de la botella se vertió agua limpia y fresca, se enjuagó la boca y luego escupió a un lado; repitió una vez más la operación y luego bebió un poco de agua. Le lanzó de nuevo la botella con una sonrisa.

- Mucho mejor. Gracias.

Donatello le sonrió de vuelta y entonces escuchó el repiqueteo de unas patitas de metal contra el suelo. De la boca del túnel excavado por Dirtbag apareció el pequeño mouser (parecía haberse escabullido por allí durante la pelea) se acercó hasta Don y “vomitó” varias joyas grandes a sus pies.

- Guau – comentó Gio, mirando a Seymour quien, con el cuerpo ligeramente inclinado hacia adelante, buscaba la aprobación de sus dueños meneando el trasero de un lado para otro como un perro – Dirtbag debió olvidarlas allá arriba.

Donatello se llevó una mano a la frente con fastidio.

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2 comentarios:

  1. Había dejado esta parte para después y tener algo para leer ☺️

    Ese ataque de cola de topo me hizo dudar, creo saber que los topos no tienen cola o es muy pequeña, tendré que investigar eso 😄

    No me esperaba que Dirtbag o el topo fuera un mutante, ¿de dónde salen tantos, así sucede en la serie? 😯 Más bien pensada que habían encontrado la guarida de algún criminal cuyo sobrenombre era el topo, hasta me lo imaginaba como el dr Octopus de Spiderman, con enormes gafas.

    Está muy interesante la historia! Si no fue de algún sueño que te inspiró, sin duda tienes una mente muy creativa. ☺️

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    1. (Gracias blogger por dar error y no guardar mi comentario)

      Dirtbag es un mutante que aparece en la serie original de 1987 pero no en la de 2003; que aparezca aquí será por cierto motivo aún por desvelar mucho más adelante. Por otro lado sobre lo que comentas con la confusión de la cola, adelantarte que el diseño que hicieron efectivamente tiene muchas erratas (su cola es demasiado larga, no tiene vibrisas, no tiene garras grandes y para mi el error más gordo, le pusieron orejas ) pero supondremos que se deben a su condición de furro, digo, de mutante humanoide. Cuando yo le veía de pequeña me pensaba que era otra rata como Splinter pero grandota y joven :\

      A veces esa creatividad da por saco, se esfuma y tarda días, semanas y hasta meses por regresar.

      ¡Gracias por la reseña!

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