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[Crash Bandicoot] Universos entremezclados - Capítulo XI - Soledad


- Sé que puede parecerte de locura – decía Ana – pero creo que eres el único que me vas a entender si te lo cuento… de modo que sírvete una cerveza, siéntate conmigo y no me interrumpas.

- Como quieras – dijo Dany encogiéndose de hombros - ¿Quieres tú otra, Annie?

Al ser mediados de semana y no haber ningún evento deportivo tenían el bar para ellos solos pues Kevin, el socio y mejor amigo de su hermano, se había marchado un par de horas antes para ir al dentista. Ana había visto su oportunidad para contarle a Dany lo sucedido, pues sentía que no podía más y, finalmente, se había armado de valor. TENÍA que contarlo. Sabía además que todos estaban preocupados y pensaba que les debía una explicación. El único de todo su entorno que podría creerle era precisamente su hermano… y era ahora o nunca.

A pesar de que faltaba media hora para cerrar Dany ya había colgado el cartelito de “Cerrado”.

 – No… mejor un refresco, gracias

Su hermano regresó con ambas bebidas. Luego se estiró para coger un cenicero de una mesa cercana y encendió un pitillo. Ignoró el movimiento que hizo Ana con la mano para apartar el humo.

- Soy todo oídos hermanita. Te has decidido a hablar ¿eh?

Si Ana no hubiera estado tan nerviosa le habría sonreído; por eso no le había presionado anteriormente el muy espabilado, sabía que se lo acabaría contando tarde o temprano. Siempre había sido un pillastre y, cualquiera que le viera, daría fe y no sólo por su aire desgarbado: con su pelo negro revuelto, su barba de varios días y unos ojos claros, por no hablar de algunos tatuajes y los pendientes de sus orejas dejaban entrever una personalidad desenfadada y abierta. Siempre vestía camisetas oscuras con temática rock o geek y pantalones vaqueros rotos, junto con alguna pulsera de cuero. 

- A ver, déjame adivinar – comentó entrecerrando los ojos - Te has ido de vacaciones con un tío bueno  ¿a qué sí? Tu bronceado te delata. Al menos dime que está forrado y cerramos el chiringuito para irnos de vacaciones permanentes.

- Ni lo uno ni lo otro, idiota, aunque técnicamente sí que he estado con un tío… bueno, con dos, pero más con uno que con otro…

Dany soltó una gran bocanada de humo al reírse. Así era él, amante de las bromas y de lo desenfadado.

- Caray, Annie, cómo te lo montas. ¿Pero algo serio o sólo sexo?

- ¡Dany! ¿Te montas tú la película o te la cuento yo?

- Está bien, está bien – dijo él levantando las manos con el cigarrillo en la boca pero luego se puso más serio – Pero debes admitir que no es propio de ti escaparte una semana sin avisar y teniéndonos a todos muy preocupados. Nuestros padres estaban casi a diario en la comisaría y… bueno, ya lo sabes.

- Sí y lo siento – dijo cabizbaja – Pero he decirte que no ha sido culpa mía, fue un… accidente. Como dije he estado fuera del país pero en cualquier caso fue por una causa que escapaba a mi control.

Dany la miró expectante.

- Espero que no me digas que era por drogas... vale, era la última, Annie, te lo prometo – dijo tras ver la mirada asesina que le clavaba su hermana - Por favor continúa.

Ana se tomó su tiempo. Clavaba la vista en todo momento en su Coca-Cola, casi intacta. 

- Es demasiado difícil – murmuró ella, realmente exasperada – Esto no funciona, ponme un poco de whisky o algo así.

- ¿Desde cuándo bebes?

- Tú hazlo.

Dany se levantó y trajo una botella de vodka, por eso de tener menos grados, y un vaso de chupito. Ana se lo sirvió y lo vació de un trago.

- Oye Annie, me estás dando un poco de mal rollo… ¿tan malo es?

Ella asintió y se sirvió otro chupito, que vació al momento. Luego alargó la mano de nuevo hacia la botella pero Dany se lo impidió.

- ¡Ey! Quieta, quieta, que tú no estás acostumbrada. Ana ¿pero qué pasa?

Ella clavó el vaso en la mesa y abrió los ojos como platos. Le miró fijamente y se lo soltó lo más rápido que pudo:

- No sé cómo pero llegué a una playa en medio de la naturaleza, resultó ser que estaba en Australia porque vi a un canguro, eucaliptos y demás. Me puse a andar hacia el mar y me encontré, no te lo vas a creer… fruta wumpa. Al principio pensé que eran mangos pero ¿recuerdas cuando en el primer juego no tocabas ningún botón y Crash jugaba con la fruta, se le caía en la cabeza y resultaba ser morada por dentro? Por eso lo sé, era exactamente igual. Luego caí en una trampa al intentar liberar a un animal, me sedaron y me llevaron al laboratorio de, no te lo vas a creer, pero sí, del doctor Cortex. También estaba Brio, ya sabes, como solíamos bromear, el “hijo perdido” de Hulk y Frankenstein. En un principio pensé que experimentarían conmigo pero finalmente, no sé cómo, me acabé haciendo colega de ambos. Sé que parece absurdo pero es la verdad. De hecho Cortex volvió a reactivar el Psicotrón sólo para traerme de vuelta, porque eso fue lo que me llevó allí por accidente…y aquí estoy… Te lo cuento a ti porque tú conoces tanto como yo la saga de Crash Bandicoot y es que oh, Dany, es que es todo exactamente igual. Existe, no sé cómo, sé que parece una locura pero existe, he estado ahí. Solo que los hermanos Bandicoot aún no habían sido creados en el momento en que llegué. Me crees, ¿verdad?

Según terminó  se le quedó mirando con una expresión de súplica. Dany no dijo absolutamente nada. La velocidad a la que se había ido frunciendo su ceño había sido directamente proporcional a la que se le había ido abriendo la  boca. Su cigarrillo permanecía en su mano y la ceniza se había ido acumulando, amenazando con caer.

- ¿Dany? – preguntó Ana tímidamente.

Su hermano la siguió mirando de la misma manera, totalmente inmóvil, como si se hubiera convertido en una estatua.

- Ahora eres tú el que me estás dando mal rollo…

La ceniza se cayó del cigarrillo. La boca de Dany se fue curvando hasta formar una sonrisa. Se recostó en la silla.

- Ha estado bien – dijo, soltando alguna risilla – Pero ahora en serio, Annie ¿dónde has estado?

Ana dejó caer la cabeza hacia delante. Se sentía estúpida.

- No me crees, joder -  murmuró, molesta y dio un hipido.

Dany soltó una risotada falsa.

- ¿Lo dices en serio? Mierda, Annie, ¿acaso es algún experimento del gobierno y es por eso que no puedes decirnos dónde demonios te has metido la última semana? ¿Estás metida en el narcotráfico y como hables te rajan o algo así? 

- Ya te lo he dicho – le espetó ella– He estado la Isla Cortex. Y no una semana si no dos meses, Dany, ¡dos meses! El tiempo no ha pasado igual de deprisa allí que aquí…

Dany dio un golpe con el puño en la mesa que la hizo temblar.

- ¡Bueno ya está bien Ana! Una cosa es que me tomes el pelo pero insistir en decir que eso es verdad…

- Es que es verd…

- ¿QUÉ COÑO VA A SER VERDAD? – gritó su hermano– Sabes que tengo sentido del humor pero te estás pasando.

La reacción de su hermano la hizo enmudecer. Ya hemos dicho que Dany solía ser muy risueño, pero tenía un carácter tan vivo como su hermana; podía tardar muchísimo, pero una vez que se enfadaba lo hacía en serio.

Ana intentó de nuevo hacerse con la botella pero Dany se lo impidió.

- Ya has tomado suficiente, mírate. Ya no sabes ni lo que dices. 

- Sí que lo sé, hermano – replicó ella, arrastrando las palabras – He estado en las Islas de Wumpa y puedo demostrarlo.

- No quiero…

- ¡Shh! ¡Shh! ¡Chist! – silenció ella, dando una patada en el suelo. Tendría que enseñarle alguna prueba de las que tenía. Se decantó por el cristal. Se lo sacó de debajo de la camisa, donde siempre lo llevaba, y se lo enseñó

Dany lo miró con atención pero no parecía muy convencido. 

- ¿Lo reconoces? Es un fragmento de un cristal de energía, ya sabes, como los que tenías que recoger siempre en todos los niveles para poder avanzar. Te digo yo que no existe nada igual en nuestro mundo… mira cómo brilla.

Dany cerró los ojos, soltó el cristal e intentó calmarse. Se tomó de un trago lo que le quedaba de la cerveza – más de la mitad – y, tras dar una calada profunda a su cigarrillo, lo apagó en el cenicero. Luego recogió todo lo de la mesa.

- Mira Ana – dijo levantándose - ¿Sabes qué? Si no quieres contarnos dónde has estado tus motivos tendrás. Me molesta, porque has ocasionado una preocupación innecesaria, pero te lo respeto. No te vamos a presionar ninguno, ya nos lo contarás cuando creas conveniente. Lo único que me importa es que estás bien. Pero esto…

- Mira…

- He de admitir que esa piedra es un poco rara pero de ahí a decir que es un cristal que sale en un videojuego… 

- Dany no, escúchame…

- ¡No Ana! Déjalo ya. ¿Vale?

Ella se quedó callada una vez más. Cabizbaja volvió a esconder el cristal bajo su camisa. Estuvo a punto de enseñarle el transistor pero pensó que Dany se negaría a ver nada más. Se puso de pie torpemente.

- Está bien – le dijo – No insisto. Pensé que serías más compresivo…

- Soy comprensivo pero no si me toman el pelo con algo tan serio. ¿Sabes que se nos pasó a todos por la cabeza que no te íbamos a volver a ver? ¿Qué algo realmente malo te había pasado? ¿Cómo te sentirías tú a la inversa, tú, que muchas veces me has reprochado mis bromas? Joder, es como los cabrones que llaman dando esperanzas de haber visto a una persona desaparecida y luego todo es mentira… a la mierda si sé por qué coño lo hacen pero es algo… enfermizo.

Ana se sintió muy dolida con las palabras de su hermano. Los ojos se le humedecieron pero pensó para sus adentros que si no la creía ya podía irse al cuerno.


Tras un silencio incómodo Dany carraspeó. 

- Coge tus cosas que cierro ya. Te llevo a casa en el coche… y no es una petición.

Ana asintió a regañadientes. 

No intercambiaron ni una sola palabra más durante el trayecto ni cuando la dejó en la puerta de su edificio. 


Cuando entró en su dormitorio Ana se arrojó en la cama sintiéndose muy triste… y muy sola.


Brio ya no sabía qué más hacer. Hastiado de estar de brazos cruzados se había dedicado a en solitario a seguir con el proyecto pero, sobre todo a progresar con sus propios experimentos, que no eran pocos. Sin embargo una parte de él se resistía a abandonar a su colega porque, aunque le odiara y le atemorizara casi a partes iguales, en el fondo le tenía aprecio, a pesar de todo lo que había pasado entre ellos, sobre todo con el tema del E-Volvo. Porque que nadie se engañe, Brio tenía una clara opinión al respecto.

A pesar de su ceño fruncido y su más que evidente disgusto, estaba algo apenado por el bache por el que pasaba su amigo. Para empezar no había visto a Neo jamás con ese comportamiento tan nostálgico y soñador. Desde que había dejado que la jovencita se marchara todo había cambiado; Neo se pasaba ahora los días suspirando y mirando a las musarañas y, si retomaba el trabajo, apenas daba pie con bola. Brio había intentado de todo para animarle y distraerle, incluso le había recordado la siempre presente figura de Uka-Uka pero ni por esas Neo parecía reaccionar. Se había como encerrado en sí mismo y no parecía querer emerger del pozo de miseria donde se había metido… por lo menos, no hasta que Uka-Uka le reclamase en su presencia. Quizá fuera necesario.

Brio se mataría antes que admitir que él también echaba de menos a la chica aunque desde luego no con la profundidad de Neo; simplemente se había ganado su respeto. Pero lo de su jefe… tenía la intuición de que era diferente. Recordemos que Brio no tenía ni idea de lo que había pasado ni de los sentimientos de Neo hacia Ana. 

Y es que todos se estaban dando cuenta. Los mutantes también mostraron su decepción ante la marcha de Ana pero todos siguieron haciendo sus funciones como siempre, aunque algunos de ellos, como Lumpa, Tiny o Dingodile le habían llegado a preguntar a él si Ana regresaría algún día.

- Y yo qué sé. Dejad de remolonear y a trabajar – les había espetado sin ser amable. Bastante tenía con Neo.


Y así estaban las cosas, pensaba, de mal humor mientras le daba un sorbo a su probeta. ¡Estaba tan deliciosa! La fórmula mejoraba cada vez más y, aunque sospechaba que le afectaba algo al seso, no estaba dispuesto a renunciar a eso. Cada cual con sus vicios. 

Justo en ese momento entró Pinstripe, cargado con una carpeta llena de papeles.

- ¿Q-qué haces aquí, Pinstripelli? – le preguntó Brio sin volverse.

- He venido a ver al doctor Cortex – contestó – Necesito que firme algunos impresos pero no está en su despacho. Ayer le estuve llamando y no contestaba al teléfono tampoco. ¿Dónde está?

- ¡Ah! Claro, que tú no lo sabes…

Brio le puso al corriente de manera breve y concisa de que Ana se había marchado.

- Uh, la verdad es que la chica era un primor y mira que no es de mi especie. Ya sabe lo que me gustan a mi las rubias... pero, sobre todo, era una gran profesional. Entre usted y yo, pensaba que se iba a quedar con nosotros… 

- ¿A qué viene todo eso? Y yo no lo esperaba, n-nunca quiso quedarse, siempre pensando en su o-origen. Y seguiría aquí de no ser por el doctor Cortex.

- Eso es lo que más me llama la atención…

- Pinstripelli ¿has venido a chismorrear cual cotorra o a hacer tu trabajo? – le cortó Brio para disimular su desliz.

El potoro se enderezó ajustándose la corbata.

- ¡Q-Qué va! Pero no podemos paralizar las operaciones, no ahora. Necesito al doctor Cortex. Y, si tiene problemas, él me necesita a mí. ¿Corre peligro?

- E-El doctor estará seguro hasta que Uka-Uka se de c-cuenta de todo – suspiró Brio – Entonces sí que la habremos hecho buena y ni s-siquiera tú podrás ayudar.

- Mayor razón para presionarle a continuar con esta empresa. Me pregunto por qué estará tan afectado…

- ¡Eso no es asunto nuestro! Pero bueno, d-déjame a mi la carpeta, le buscaré luego.

- Está bien – dijo Pinstripe, algo preocupado, y se marchó del cuarto.


Brio suspiró. Se sentía cansado pero se había quedado solo... Asegurándose de que nadie estuviera a la vista se sirvió un vaso con hielo, cogió una llave de un cajoncito y abrió el mueble cerrado. Del interior sacó una botella de whisky. La miró con el ceño fruncido, apenas quedaba un trago. ¿No estaba mucho más llena la última vez que la tomó?


Lo que faltaba…



Neo se había sentado en la misma roca donde se había declarado hacía dos semanas aunque a él le parecía que habían transcurrido meses.

En el momento en que Ana le rechazó sintió que el corazón se le hacía trizas pero tras meditar más fríamente en las palabras que ella le había dicho pensó que quizá ella tuviera razón; la gente que es buena hace otras cosas buenas para la gente que más quiere aunque eso les sea doloroso a ellos. ¿Y qué otra cosa podía hacer él que darle lo que ella más quería? La perdería pero ella sería feliz. Aún le costaba digerir esa sensación de altruismo, él no era así por naturaleza. Normalmente los sentimientos ajenos le importaban bien poco. Es más, se sentía un auténtico estúpido. No es que se arrepintiera pero era incapaz de ser feliz por haberle hecho ese favor a muchacha.

Tenía un nudo en el estómago que le impedía comer – y mira que ya comía poco - le costaba conciliar el sueño pensando en que todo lo que había hecho se trataba de un error… por no hablar de la parte concerniente al dragón, aunque eso podía tener remedio. De todos modos ¿aquello no había sido jugar sucio? A Ana le había dicho que le había liberado, lo que era cierto, pero no con garantías de recapturarlo si se arrepentía. ¿Qué pensaría ella si se enteraba?… ¡aaargh, estaba hecho un lío! Y luego estaba Uka-Uka, aunque creía poder resolver el asunto al menos en ese punto. Era el hecho en sí de haber liberado al dragón y a la chica lo que le traía realmente de cabeza.

Pero ¿por qué pensarlo? Ana jamás volvería. Él le había dado la opción de manera bastante disimulada y una ínfima parte de él esperaba que ella lo hiciera, pero tampoco quería engañarse. ¿Cómo iba a echarle de menos con tanta gente a su alrededor que también la quería? Gente que era buena de verdad. 


Lo mejor que podía hacer él era olvidarla, pero no se veía con fuerzas de pasar por eso otra vez.


¿Cómo era aquella frase? “Es mejor haber amado y perdido que jamás haber amado”. Neo no recordaba ahora mismo quién la había dicho pero pensó que era un auténtico imbécil.


Soltó un largo suspiro. Por injusto que le pareciera, sospechaba que su sino era estar solo… 


1 comentario:

  1. Exacto; tú como lector sabes que es cierto pero Dani no tiene forma de saberlo. Si olvidas lo que has leído es lógico pensar que te están tomando el pelo y si insistes, lo mismo se cabrean precisamente porque has estado desaparecido y vienes con chorradas como esa.

    Brio y Cortex se separarán en un futuro, según la historia del juego, de ahí que yo ya vaya introduciendo elementos... ahora bien, puede que la separación no sea definitiva.

    Me temo que a lo que comentas en el tercer párrafo no puedo responderte, debes valorarlo tú mismo. Buen quebradero de cabeza ¿eh? ;)

    Gracias por la crítica! ^^

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