- ¡ANA! ¡Qué
sorpresa! Pensé que jamás volvería a verte – exclamó la dragoncita, yendo a su
encuentro, que no cabía en sí de alegría.
Ella y Crash
habían conseguido entrar en las instalaciones del Laboratorio Iceberg después
de vencer al Mecha-Rocket, que yacía abandonado en la playa de hielo echando
aún chispas. Algunos asistentes de Cortex trabajaban sobre los restos. Y ahora estaban todos reunidos, incluyendo los villanos y a Ripper
Roo quien, al final con tanto escándalo, se había despertado y acudido a saber
qué sucedía.
- Yo tampoco
pensaba que fuera a volver – dijo Ana, abrazándola. Luego miró su estado y
arrugó el ceño - Estás herida, déjame que te eche un vistazo...
- ¡Bah! Son
sólo rasguños sin importancia. Un descansito y estaré perfectamente – contestó
Dany haciéndose la dura.
- Has crecido –
apuntó Ana mirándola desde la punta de los cuernos hasta la de su cola.
- Sí, ya no soy una niña – repuso ella con altivez si bien eso no era del todo cierto. Para los estándares dragones apenas entraba en la adolescencia.
Ana se volvió a
Crash quien la miraba algo azorado sin darse cuenta de que la chica se sentía
igual.
- No puedo
creer que seas tú de verdad – susurró Ana y extendió una mano hacia él.
Crash enarcó
una ceja por la curiosidad, y aunque se sintió bien cuando le acarició detrás
de una oreja seguía sin entender aún por qué ella le miraba y trataba con
semejante deferencia. ¿Acaso tenía wumpas en la cara? Pero debía reconocer que
la chica, que según había entendido se llamaba Ana, le caía bien. Su cabello
rubio le recordaba a su hermana pequeña Coco e incluso a Tawna. Y también era
guapa.
- Estúpido
bandicoot – murmuró Cortex, que estaba sentado en una de las mesas junto con el
resto de sus compinches, todos con aspecto de estar cansados y derrotados: Nina
contemplaba a Dany con los brazos cruzados y expresión enfurruñada, Brio estaba
cabizbajo y silencioso mientras que Gin parecía ensimismado en su cuaderno de
notas. Todos ellos llevaban alguna tirita aquí o allí. En cuanto a Neo sostenía
una bolsa de hielo que se la aplicaba en la cabeza puesto que se había golpeado
de frente al estrellarse el Mecha y le estaba saliendo un chichón.
- Tú te lo has
buscado – le recriminó Ana cruzándose de brazos y echando chispas por los ojos.
- ¡Pensaba que
les enviaba el Triunvirato! – se defendió él con cara de pocos amigos.
- ¡Pero si la
primera vez que hemos oído su nombre es porque lo has dicho tú, cabeza de melón!
– saltó Dany.
Crash asintió y
entonces dio un respingo, acordándose del ataque en la playa y empezó a
exigirle a Cortex que confesara qué sabía de la desaparición de sus hermanos.
Él le miró sorprendido.
- ¡Eh! ¡Para un
momento, bestia peluda! ¡Yo no sé nada de eso!
- Pero yo te vi
en la playa, dando vueltas con el del cohete aquí presente – señaló Dany,
apuntándole con la cola. Gin ni se inmutó cuando le mencionó, si no que siguió
a lo suyo, trasteando con una especie de tablet que había sacado de no se sabía
dónde – No niego que sea cierto que no os cargarais su casa, pero ¡algo sabes!
El marsupial asintió
y golpeó repetidas veces uno de sus puños contra la palma de su otra mano. No
pretendía hacerle daño a Cortex pero llegó a la conclusión de que quizá necesitara
un par de mamporros para cantar lo que supiese.
- ¡Oye, te
estamos diciendo la verdad! – gritó Nina, harta y miró a Crash– Nosotros no
tenemos que ver con la desaparición de tus estúpidos hermanos ni con la
destrucción de tu patética casucha. Si así fuera, tendría un par de abrigos
nuevos de pelo de bandicoot en mi armario.
Dany se
escandalizó por semejante respuesta y empezó a brotar vapor de sus fosas
nasales.
- ¿Acaso eso es
lo que les harías, niña? – siseó - ¿Te gustaría intentarlo también conmigo?
- ¡Es
suficiente! – exigió Ana. Entonces la chica se fijó en que Crash la miraba
implorante - ¡Oh, lo siento! No sé qué
es lo que sucedió pues no estuve allí. Yo también tengo preguntas sin
respuestas y no sé por dónde empezar...
- ¡Claro! ¡No
estabas! ¡Eso es! – exclamó Neo dando un brinco, interrumpiéndola. Arrojó sobre
la mesa la bolsa de hielo y se puso a buscar en los bolsillos de su bata,
sacando algo pequeño que depositó en la mesa y a continuación miró a Ana,
carraspeando – Necesito mi pistola.
- ¡Sí, claro!
Eso cuéntaselo a otro – bufó Dany poniendo los ojos en blanco.
- No hablo
contigo, lagarta, si no con la señorita Parker aquí presente – replicó Neo en
tono mordaz, señalando a la susodicha, y Dany le sacó su lengua bífida. Ana
enarcó una ceja poniendo sus manos en las caderas.
- ¿Ahora me tratas
de señorita? ¿Y por qué debería dártela?
- Oye, el
bandicoot quiere pruebas de que yo no tengo nada que ver y yo se las voy a dar.
Si me dejas mi pistola, podré agrandar a Aku-Aku de nuevo porque es el otro testigo
que hubo aquella noche en la playa y quizá aporte algo más que la dragona no
viera – dijo, señalando hacia el objeto diminuto.
Ana se había
olvidado por completo de la máscara y pensó que esa era una buena idea. Sacó la
pistola del cajón donde la había guardado (junto con la otra arma de Brio) sin
hacer caso de algunas protestas por parte de sus compañeros y se la devolvió a
su dueño no sin antes advertirle:
- Si intentas
alguna jugarreta…
Koala dio unos
pasos hacia él y se le plantó justo detrás con el ceño fruncido pero Neo agitó
una mano poniendo los ojos en blanco.
- Sí, sí, ya lo
sé, él me da una paliza. Captado.
Ajustó el arma
en “R.Máximo” mostrándoselo a los presentes para que vieran que no tenía mala
intención y disparó a Aku-Aku. La máscara aumentó de tamaño hasta recuperar el
suyo normal y Crash se puso muy contento cuando vio a su amigo y mentor. Se
acercó entusiasmado emitiendo los sonidos típicos de su jerigonza, pero se
decepcionó cuando vio que la máscara no reaccionaba; permanecía inanimada, como
si estuviera muerta.
- ¿Uoh? –
preguntó Crash volviéndose hacia Neo.
Éste se encogió
de hombros.
- Te juro que
estaba así cuando le encontré. No reacciona a ningún estímulo y no sabemos qué
más intentar para que vuelva en sí.
Crash apoyó la
cabeza sobre Aku-Aku y suspiró, con las orejas gachas. Estaba realmente
entristecido porque nunca le había visto en ese estado.
- Estamos
perdiendo el tiempo – se quejó Nina – Sería mágica pero ahora es un trozo de
madera inservible.
El bandicoot
abrió la boca de par en par, sorprendido y dolido por las palabras de Nina.
- Mi sobrina
tiene razón. Aunque su testimonio podría ayudarnos, no es posible debido a su
estado. Deberíamos estar buscando al Triunvirato por otras vías – apoyó Neo.
Empezaron de
nuevo a discutir todos a la vez, pero Crash no los escuchaba. Seguía mirando a
Aku-Aku totalmente inconsolable en su tristeza. La máscara mágia era mucho más
que eso para él: para los hermanos Bandicoot era un maestro, un mentor… y un
padre.
Entonces se le
ocurrió que si el Triunvirato le había hecho esto quizá fuera el propio Triunvirato
quien pudiera deshacerlo. Levantó la pista e intentó seguir la conversación con
una pizca de esperanza.
Mientras tanto Dany,
quien nunca había visto una máscara tiki y le atraían los bonitos colores de
sus plumas, acercó con disimulo su hocico hacia Aku-Aku con intención de
examinarlo mejor. Crash la vio, pero le dejó hacer porque entendió que lo único
que quería ella era saludarle con el hocico, como hiciera con él cuando se
conocieron; justo cuando la punta de la nariz de Dany rozó la madera la máscara
se agitó y al momento se oyeron unos tambores cuyo ritmo interrumpió la charla.
- ¡Whoa! –
exclamó Crash sorprendido y encantado.
Al momento la
máscara se elevó en el aire trazando amplios círculos y emitiendo un resplandor
dorado. Los ojos, antes oscuros, destellaron con fuerza en un vivo tono
amarillo. Así fue como Aku-Aku revivió y su primera reacción fue mirar a todas
partes, saltando sobresaltado:
- ¡CRASH!
¡TIENEN A CRUNCH! Ellos… ¡oh! ¿Dónde estoy?
El bandicoot
dio un brinco de alegría y le llamó. El alivio de Aku-Aku saltó a la vista:
- ¡Crash! ¡Si
estás aquí! Pero ¿cómo? – entonces abrió mucho los ojos cuando vio a toda la
gente que había a su alrededor y, al reconocerlos, se enfureció y se colocó
delante de Crash lanzando su inconfundible frase de poder. Al instante un aura
dorada rodeó al marsupial y los tambores volvieron a sonar.
- ¡Cuidado hijo
mío! ¡Estamos rodeados! - advirtió,
acomodado sobre el rostro del bandicoot - ¡Doctor Cortex! ¿Por qué tiene
cautivo a Crash?
- ¡Otro! ¡Que yo
no lo he capturado, idiota! – exclamó Neo aún con la pistola en la mano – Aquí
los únicos prisioneros somos precisamente mi equipo y yo.
- ¿Y por eso va
armado?
- Deberías
darme las gracias, por cierto – repuso Neo poniéndose digno – Si no fuera por
mi seguirías en la playa tragando arena.
- ¿Qué? –
preguntó la máscara, algo confusa - ¿De qué está hablando?
- ¡Poderoso
Aku-Aku, tranquilo! No hay nada que temer – dijo Ana, decidiéndose a intervenir.
Aku-Aku se dio
la vuelta lentamente (o Crash lo hizo) y observó detenidamente a la muchacha,
frunciendo ambas cejas. Nunca la había visto pero el aura que emanaba de ella,
sorprendentemente, era benévola, lo cual le intrigó al haber en la sala tanta
mala gente.
- ¿Quién eres
tú, muchacha? – le preguntó con cierta curiosidad, pero sin perder de vista al
resto, tanto a los que conocía como a los que no.
Ana súbitamente
sintió una gran vergüenza y se ruborizó. No todos los días hablabas con una
máscara parlante que contenía el espíritu de un poderoso médico brujo. Sintió
que tenía que tratarle con respeto.
- Me llamo Anabelle
Parker – empezó, intentando sonar firme pero cortés – Provengo de lo que el
doctor Cortex llama la Cuarta Dimensión. Doy fe que lo que él ha dicho es la
verdad, es nuestro prisionero. Es cierto que le recogió en la playa. No es él
quien está detrás del ataque de aquella noche. Debe confiar en mí, Crash está
en buenas manos.
Aku-Aku la
escuchaba con atención, entrecerrando los ojos, suspicaz y evaluador. Se dio
cuenta de la presencia de otras auras buenas. Finalmente relajó su semblante y
flotó separándose de Crash; el sonido de tambores desapareció.
- Percibo que
realmente eres noble y pura de corazón, Anabelle Parker. Te escucho y haz el favor
de tutearme – contestó con amabilidad.
- Está bien.
Entonces llámame Ana – indicó ella y entonces juntó ambas manos – Por favor, cuéntanos
qué pasó en la playa. Crash cree que el doctor Cortex sabe algo de lo que hay
tras la desaparición de Coco y Crunch, pero él dice que se trata de una o
varias personas que se hacen llamar el Triunvirato, quienes también le están
atacando abiertamente. ¿Qué sabes sobre eso?
- ¡Oh! Ahora
que lo mencionas… ese nombre lo he oído anteriormente. ¡Sí! Fue precisamente
aquella noche en la playa. Pero he estado sumido en la más absoluta oscuridad
desde entonces y ahora me pregunto ¿quién me ha hecho volver a la luz?
Todos miraron a
Dany quien al parecer se había vuelto tímida de repente.
- Yo s-sólo le
toqué con la punta de la nariz – se excusó.
- ¡Ah! –
exclamó Aku-Aku y flotó hacia ella para examinarla - ¡Un dragón, por supuesto!
Los dragones son mágicos, sobre todo en la parte de sus alas. Estoy en deuda
contigo jovencita, gracias por hacerme regresar.
- Ha sido un
placer – repuso Dany, visiblemente halagada.
- Sí, sí, todo
eso está muy bien, pero dinos lo que sepas – apremió Neo adelantándose un paso
– Esa gente intenta matarme usando a mis propios mutantes contra mí.
Aku-Aku se
separó de Crash y flotó hasta ponerse cara a cara con el doctor.
- En otras
circunstancias afirmaría que le estaría bien empleado si no fuera porque
también han atacado a mi familia. ¡Ah! Me temo que fui humillantemente dejado
fuera de combate nada más empezar los problemas. Fue uno de sus agentes, doctor
Cortex, Pinstripe creo que se llamaba…
- ¿Por
casualidad no tendría los ojos blancos?
Aku-Aku tuvo
que esforzarse por recordar.
- Ahora que lo
menciona… sí, es cierto.
- Pues no
estaba a mis órdenes – refunfuñó Neo, pero varios de los presentes le chistaron
para que callara.
- ¿Qué sucedió
a continuación? – preguntó Ana.
- Dijo algo
como “Esto es lo que sucede por meter las narices donde no os llamaban. El
Triunvirato os manda saludos” mientras me apuntaba con una pistola similar a la
que llevan ellos – dijo, refiriéndose al equipo de Cortex - Después vi un destello
y nada más. De alguna manera, drenaron toda mi magia. No es un proceso irreversible,
pero recuperarla lleva su tiempo. Gracias a la dragona al menos eso ya está
solucionado – se volvió hacia el marsupial – Lo siento mucho Crash, me temo que
no puedo ser de gran ayuda.
Éste le indicó que
no tenía importancia porque al menos le había recuperado y que ya encontrarían
más pistas ahora que estaban todos juntos.
- ¿Y qué me
dices de la mujer de cabellos de fuego? – preguntó Dany.
- ¿A qué te
refieres? – preguntó la máscara tiki.
- La que vi en
la playa, poco antes de que llegaran Cortex y compañía – insistió Dany – Al
Pinstripe ese no le vi en cambio, pero sí había una nave.
- Mmm… no, lo
siento, no la vi. Quizá estuviera en la nave que tú mencionaste y que saliera
después.
- ¿Una mujer de
cabellos de fuego? – preguntó Cortex, intentando reflexionar - ¿Podrías ser más
explícita, Dany?
Nadie se dio
cuenta de que Gin hizo un amago para hablar pero que Brio le detuvo, haciéndole
un gesto impaciente de que esperase.
- Para ti es
Daenerys* – puntualizó la dragona en tono impertinente. Cortex soltó un
juramento – Pero no, porque estaba demasiado lejos como para distinguirlo bien.
Tengo buena vista, pero…
- Bueno, en
cualquier caso, te insisto en que no fui yo – gruñó Neo – Y la prueba está en
que Pinstripelli tenía los ojos blancos: hemos verificado que el Triunvirato
secuestra a mis antiguos esbirros y los manda para atacarnos tras lavarle el
cerebro.
Aku-Aku no parecía
nada convencido.
- ¿Es eso
cierto? – preguntó volviéndose hacia Ana.
Ella asintió.
- Lo es –
afirmó Roo secundado por Koala – Nosotros mismos hemos estado en su bando hasta
no hace mucho; si de nosotros dependiera, no estaríamos aquí ahora mismo. Lo
que dice el doctor Cortex es cierto así que es muy posible que Pinstripe
Potoroo no actúe en pleno uso de sus facultades mentales, así como cualquier
otro secuaz que mande el Triunvirato.
- Sí, Pinstripe
siempre ha sido uno de mis secuaces más fieles, jamás se volvería contra mi así
como así – afirmó Neo.
- ¿Y cómo
habéis conseguido anular el poder que tenían sobre vosotros?
- Con un buen
mamporro en la cabeza – contestó Koala, riéndose entre dientes un tanto
bobaliconamente.
Crash, que era
la primera vez que lo oía también, y Aku-Aku se le quedaron mirando.
- Vaya, eso sí
que es poco civilizado – opinó la máscara.
- Por cierto
¿no sabrá tu hermano algo de esto verdad? – inquirió Cortex entornando los
ojos.
- ¿Uka-Uka? Mmm
ahora que lo mencionas… Es posible que su magia esté detrás de ese extraño
sortilegio – meditó la máscara.
- ¡Sí! ¡Lo
sabía! – exclamó Neo satisfecho.
- Sin embargo,
no podría asegurarlo y no quiero confirmar con esto que él esté realmente
involucrado. De hecho, hasta ahora pensaba que seguíais siendo aliados.
- ¡Pero tiene
sentido! – insistió Cotex, erre que erre – Pinstripe te dijo “eso es lo que
pasa por meter las narices en donde no os llamaban” lo que quiere decir que su
motivo de vengarse de ti y los Bandicoot es porque en el pasado atentasteis contra
él.
- ¿Pero tú que
le has hecho a él exactamente? – preguntó Ana.
- Fracasar. No
cumplir con sus planes y ¡precisamente por vuestra culpa! – agregó en tono
acusatorio señalando con el dedo al bandicoot y a la máscara.
- Sinceramente,
dudo que Uka-Uka operara de esa forma que me estáis insinuando.
- ¡Pero tiene
que ser él quien esté detrás de todo esto! ¿Quién si no? ¡Deberías reconocer su
magia en cuanto la ves!
- Me temo que
no funciona así
- Parece que
después de todo sigues siendo un trozo de madera inútil – opinó Nina.
- Ya ha
aportado más que tú, me parece – apuntó Dany.
Nina la fulminó
con la mirada y la dragona se sonrió.
- A la próxima
no te me vas a escapar, lagartija, eso te lo aseguro – susurró entrecerrando
los ojos.
- Cuando
quieras salimos fuera a repetir el baile aéreo. Y ve con cuidado, no vaya a ser
que por no poderme seguir el ritmo tengas un traspiés y te estrelles contra el
suelo… otra vez.
Nina iba a
encararse con ella, pero entonces Roo intervino:
- ¡Calma
señoritas, por favor! Que así no llegamos a ningún sitio – hizo una pausa - Mirad,
sé que hay muchas asperezas que limar entre todos nosotros, más que nada porque
unos somos o hemos sido villanos. Pero ahora mismo, eso debe quedar en un
segundo plano. Al menos en mi caso estoy dispuesto a ayudaros en lo que sea con
tal de desenmascarar al Triunvirato. Porque todos nosotros, tanto héroes como
villanos, hemos salido perjudicados por su culpa y queremos tomarnos la
revancha. Es por ellos que Ana, que ni siquiera es nativa de nuestra dimensión,
ha tenido que venir hasta aquí para estar a salvo. Debemos unir nuestras
fuerzas si queremos salir victoriosos de este enfrentamiento: juntos seremos
más fuertes que separados. De modo que dejemos de pelearnos y busquemos la
solución.
Sus palabras
parecieron tener efecto, haciendo que el ambiente se enfriara un tanto.
Mientras había hablado se habían intercambiado diferentes miradas entre algunos
de los presentes, promesas veladas de una amenaza en ciernes, pero finalmente
abortada dadas las circunstancias.
Crash estaba
hecho un lío. A pesar de que hacía mucho que no le veía, Ripper Roo había
intentado matarle en el pasado en dos ocasiones: la primera mientras se abría
paso para llegar al castillo del doctor Cortex para rescatar a Tawna y la
segunda enviado por Brio para impedir que ayudara al doctor Cortex a reunir los
cristales de energía, cosa que el marsupial hacía porque no había tenido otra
opción. Crash sabía que Ripper había estado bajo la influencia del Vortex, el
mismo aparato que usaron con él en varias ocasiones para ponerle bajo las
órdenes de sus creadores malvados, pero ahora parecía libre de su influencia. Sin
embargo ¿cómo fiarse de él? ¿O de Koala? ¿Incluso de Cortex y el resto de su equipo?
Para cualquiera no hubiera estado claro, pero para el inocente Crash, quien no conocía
el rencor, era natural que les diera otra oportunidad.
- ¡Ah, ah, AH!
– gritó entonces Gin, súbitamente, mirando su tableta - ¡Ha-hablando de su
hermana desaparecida!
Todos se
giraron a mirarle con curiosidad.
- ¡Fue ella
quién hackeó mis sistemas! – exclamó mientras arrollaba al doctor Cortex para
acceder a un ordenador.
- ¿Qué quieres
decir? – preguntó Ana.
Crash se
aproximó a Gin por la espalda y se puso a mirar por encima de su hombro qué
estaba haciendo, pero era difícil ver con el científico delante (y con su
cohete) y se puso a moverse de un lado al otro a sus espaldas.
- Ha dejado un
mensaje oculto en el código; alguien que no entienda de programación avanzada
lo pasaría por alto pero un experto como yo daría con él. Quería que lo
encontrara, sabía que lo encontraría. Chica lista.
- ¡A ver, a
ver! – exigió Lumpa y se subió a la
espalda de Crash tirándole del pelo, pero éste no se quejó si no que continuó
mirando la pantalla con la boca abierta en forma de “o”. A toda velocidad pasaban
letras, signos y números que no tenían ningún significado para él.
Gin se volvió
cuando consiguió compartir la pantalla en el monitor principal de la sala para que
todos los vieran.
- ¿Qué cómo he
llegado hasta él? Oh, muy sencillo, tan sólo siguiendo las miguitas de pan,
aquí, aquí y aquí – comenzó Gin, señalando código que para él parecía bastante
claro pero que para el resto era ilegible – Fijaos bien, está algo disperso,
totalmente a propósito. A simple vista parece que no tiene sentido que todo eso
esté ahí, que es código de relleno, líneas que no ejecutan nada ¡basura pura!
Pero no, resulta que forma un mensaje coherente si sigo estas indicaciones previas…
Gin se detuvo
mirando con una media sonrisa, pero cuando vio que todos le observaban
expectantes comprendió que, a diferencia de él, nadie entendía nada. Encantado
de que tanta gente le prestara atención mostró cómo descifrar el mensaje oculto
descartando caracteres basura. Aunque el resultado fuera algo tosco, se
entendía bastante bien y pronto surgió un mensaje:
“Coco B. Mutantes
peligro, destrucción tras conseguir objetivo. Control mental anulable. Responsable
El Triunvirato, pseudónimo. O.O.Robotiks. Objetivo: eliminar al doctor Cortex y
dominar el mundo. ¡Crash B. arma definitiva! ¡Alerta! *2504*18:55*-36.03S-157.41E”
Crash emitió un
gritito de alegría al ver el nombre de su hermana en la pantalla. ¡Estaba viva!
A su espalda el
pequeño Lumpa se alegró por él y dio un brinquito sobre sus hombros. Aku-Aku suspiró
de alivio, pero seguía preocupado.
- Si Coco está
viva es muy probable que Crunch también lo esté, Crash – observó mirando al
bancioot, que asintió con vehemencia con la cabeza.
- ¿Conque
dominar el mundo eh? ¡Que se ponga a la cola! – exclamó Neo levantando un puño
al aire y mirando malhumorado el mensaje.
- ¿Qué son
todos esos números? – preguntó Ana, señalando el final.
- ¿Algún
código? – aventuró Nina.
- No, ¡son
coordenadas! – exclamó Neo - ¡Un mapa Gin, vamos!
Éste obedeció y
cargó un holograma del globo terráqueo, una esfera verde y azul que giraba sobre
sus cabezas. Gin se dispuso a volcar los datos disponibles con eficiencia.
- ¡Apostaría
que es dónde se oculta El Triunvirato! – exclamó Nina entusiasmada.
- No entiendo
nada de nada – protestó Koala, mirando a Roo que se encogió de hombros.
- Ni Lumpa - dijo
el demonio de Tasmania pero Ana le chistó y le cogió en brazos para aligerar a
Crash de su peso aunque a éste no le importara cargar con el demonio.
- Y las
coordenadas son… ¡¿DE AQUÍ?! – gritó Gin soltando un gallo por la sorpresa.
- ¡LO SABÍA!
¡UN TRAIDOR! – gritó Neo y apuntó directamente a Brio con su arma.
- ¡Eh, eh! –
gritó éste levantando las manos. Su arma seguía en el mismo cajón donde había
estado la de Neo por lo que estaba desarmado - ¡N-NO SOY UN TRAIDOR!
- ¡Sí! ¡Dele
una lección, doctor! – gritó Gin maliciosamente en venganza por el encontronazo
que tuvieron antes.
- ¡Tú cállate! –
le instó Brio, ceñudo.
- ¡Espera un
momento tío! – exclamó Nina mirando bien el mapa – Aquí hay algo que no encaja.
¿Y el resto de números?
- ¿Qué pasa con
ellos? – preguntó Neo, sin dejar de encañonar a su compañero
- ¡Esto es
a-absurdo! ¡Yo no lo he traicionado! – protestaba Brio, empezando a enfadarse.
- Ya lo hiciste
una vez, nada te impide repetir. ¿Qué te ha prometido Uka-Uka eh?
- La
Srta.Cortex tiene razón – dijo Roo adelantándose con un par de saltitos al mapa
– Es obvio que la Srta.Bandicoot nos ha mandado unos números que significan
algo, pero sólo hemos mirado una parte. Deberíamos mirar el conjunto antes de sacar
conclusiones precipitadas. ¿No les parece?
- ¡Cierto! –
dijo Aku-Aku flotando a su lado – Antes de esos números pone “Alerta”. ¿Quizá
sea una advertencia?
- ¡Lo dice
hasta la ma-máscara! ¡Esto es totalmente absurdo, doctor Cortex! – dijo Brio.
- ¡Ah! Cierra
el pico – le contestó Neo guardando el arma. Gin parecía decepcionado.
- A ver – dijo
Nina – Parece que hay tres grupos de números. ¿Veis los guiones? El último
corresponde a las coordenadas, de acuerdo. Miremos el primero: 2504… ¿os dice
algo?
Todos se
quedaron en silencio, intentando pensar. Los ojos de Crash, distraído, vagaron
por el lugar. ¡Cuánto echaba de menos a Coco! Y ahí estaban, descifrando uno de
sus mensajes complicados. ¿Cuántos días hacía que había desaparecido? Como
justo pensaba en eso sus ojos se detuvieron al llegar al calendario. Contó los
días… eh, espera un momento. ¿Qué día era hoy? Veinticinco de abril, según
marcaban ahí. ¿Por qué sentía que había algo que se le escapaba?
Tras un par de
minutos de intenso trabajo mental se dio cuenta. ¡Llamó la atención de todos y
señaló con una amplia sonrisa el día en el calendario! Aku-Aku se adelantó
hacia él.
- ¡Eso es
Crash! – le felicitó - ¡Veinticinco de abril! Coco nos señalaba el día de hoy… eh,
pero ¿por qué?
- No se me
ocurre nada mejor – admitió Nina a regañadientes, mirando a Neo, que asintió –
Y ahora, el último grupo: 18:55. ¿Puede ser la hora?
- ¡Tiene sentido!
– exclamó Neo – Entonces aquí, hoy a las 18:55 debemos estar alerta. ¿Qué hora
llevamos?
Ana miró su
reloj tontamente y fue a contestar, pero cerró la boca cuando recordó que su
hora nada tenía que ver con la de aquí, así que decidió ajustarlo cuando Brio
dio la suya.
- Son justo las
18:54.
- No me lo
digas, ahora viene algo malo ¿verdad?
A la pregunta
retórica de Neo, dirigida a nadie en particular (o quizá sí) siguió el sonido
de las alarmas de las instalaciones. ¡Efectivamente estaban de nuevo en problemas!
* Obviamente no estamos ante la Madre de Dragones ni mucho menos. Esta dragoncita, que estuvo retenida por Cortex y sus secuaces, tiene un nombre propio que no ha sido revelado en la historia, de modo que en la precuela Ana se lo otorgaba para poder dirigirse a ella. Como en un principio no sabía si era macho o hembra, decidió darle un nombre neutro como Dany, que podía ser Daniel (como su hermano) o Daenerys (como uno de los personajes que salía en libros que había leído y que le agradaba).
Al final de la historia la dragona aceptaba el nombre porque le gustaba y como gesto de deferencia hacia Ana, a la que considera su amiga por lo bien que la trató durante su estancia en el castillo.
<< CAPÍTULO XI || CAPÍTULO XIII >>
De lo que hablan Crash ni pincha ni corta, me temo: él sólo quiere saber a dónde tiene que ir y eso es lo que nadie sabe todavía. Así que es cuestión de que alguien le diga "por ahí" o "haz esto" y él ya se mueve.
ResponderEliminarAna no es Coco ni mucho menos, no es tan inteligente en cuanto a temas de informática o gadgets, ella de lo que más entiende es del propio universo en sí y de veterinaria, de modo que poco puede aportar en este caso.
En Twinsanity los Gemelos son capaces de incapacitar a las máscaras tiki y hacen que no sirva de nada contra ellos, con lo cual demuestran cierto poder; sin embargo en el juego los dos se recuperan solos por lo que nunca entiendes qué tipo de poder han usado para anularlas. Aquí me decidí porque les drenan toda su magia y les llevaría mucho tiempo recuperarse: Dany únicamente agilizó el proceso. Se me ocurrió porque en Spyro 3 te dicen que los dragones tienen magia en sus alas y por eso la villana del juego robaba los huevos de dragón, porque era una hechicera que así sería mucho más poderosa tras arrancarles las alas a las crías recién nacidas.
Con esto decirte que he hablado más de la cuenta así que entiendo que si sabes sumar 2+2 atarás cabo rápido.
Un saludito!