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[Teenage Mutant Ninja Turtles] Luna de Halloween - Capítulo XIII [FINAL]

 


A pesar de que el señor Sullivan fue lo más rápido que pudo siendo como era Halloween había bastante tráfico. Tras una rápida despedida y acordando que si alguna vez necesitaban ayuda podrían dejarle un mensaje en 2nd Time Around* los dos chicos se alejaron por las fachadas de los edificios corriendo lo más rápido que sus cuerpos cansados se lo permitían.

En cuanto salieron del subterráneo los caparamóviles empezaron a sonar con insistencia, primero el de Michelangelo y luego el de Gioconda, pero estuvieron un rato discutiendo sobre quién de los dos debía cogerlo y enfrentarse a la ira de Leonardo. 

- ¡Cuando mi hermano y yo nos metíamos en algún lío y debíamos dar explicaciones lo hacíamos a la vez! – les había sugerido el señor Sullivan con una sonrisita, divertido ante el apuro de los dos muchachos, mientras conducía– Y si es necesario, dejádmelo a mi: a fin de cuentas, ha sido por mi culpa.

Michelangelo casi había cedido a su ofrecimiento, pero Gioconda no se lo permitió, pues la otra idea del señor Sullivan le había parecido brillante. De modo que así habían respondido, al unísono, completando la frase del otro para, básicamente, avisar que se encontraban bien y que iban de camino, que les esperase allí que enseguida llegaban… para colgarle antes de que pudiera decir nada más.

Y así con gran apuro aterrizaron en el callejón acordado, donde ya les esperaban las otras tres tortugas.

- ¡Hombre, mira por dónde! – replicó Raphael en tono mordaz, apoyado su caparazón en la pared mientras en su mano hacía bailar uno de sus sais – La caballería se ha dignado a aparecer… tarde, pero entera.

- ¡AL FIN! – exclamó Leonardo yendo hacia ellos en cuanto aterrizaron - ¿Se puede saber qué parte de estar aquí a las doce y media no entendisteis? ¡Llegáis con una hora de atraso! Estábamos a punto de salir a buscaros y…

- ¡No os lo vais a creer chicos! – exclamó Michelangelo resollando, pero muy animado, intentando distraer la atención de Leonardo, que le observaba con el ceño fruncido y los brazos en jarras - ¡Ha sido la noche de Halloween más alucinante de nuestras vidas!

- ¿Ah sí? – preguntó Donatello, en tono de duda – Y mientras vosotros os lo pasáis en grande nosotros aquí congelándonos el caparazón… os parecerá bonito.

- Sí, al menos una disculpa no estaría de más – concluyó Raphael guardando el sai y cruzándose de brazos.

- Pero Raph, la historia merece la pena. ¿Verdad Gioconda?

- ¡Oh, sí! – asintió ella imitando su entusiasmo - ¡Os va a encantar!

- Eso no es excusa para que lleguéis tan tarde – les regañó Leonardo – Ya sabéis que al maestro Splinter no le gusta que nos saltemos los horarios a la torera.

- Bueno, Leo, el sensei no tiene por qué enterarse de esto ¿eh?  - dijo Mikey en un tono confidencial y dándole un par de codazos a su hermano en el plastrón –Éste es el plan: nos deslizamos con la ligereza y sigilo propios de ninjas como nosotros hasta la camita y ¡buenas noches a todos! Es decir, si tú no dices nada yo no diré nada… dormidito como estará, no es necesario que se entere ¿eh?

- ¿De veras? – preguntó una voz inesperada que hizo que Michelangelo se detuviera en seco. De las sombras del callejón, por detrás de sus hermanos, surgió entonces el maestro Splinter. Y no parecía muy contento.

- ¡Se-sensei!  - exclamó Michelangelo, soltando un gallo. Cerca de él Donatello y Raphael disimulaban sus sonrisillas - ¿Q-qué hace aquí? Pensaba que estaría en casa…

El maestro Splinter caminó hasta él, golpeando el suelo con su bastón y sonriendo con cierta picardía.

- Mucho me temo que Leonardo me convenció finalmente para asistir a una muy instructiva exposición sobre el Japón Feudal y eso ha hecho que hoy trasnoche un poco más de la habitual. A fin de cuentas, yo también tengo derecho a disfrutar de una noche libre – enarcó una ceja – He de reconocer que me has picado la curiosidad con esa historia tan emocionante que mencionas. ¿Qué tal si Gioconda y tú me ponéis al día?

- ¡Cl-claro sensei! Ahora mismo…

- ¿En realidad había pensado que me la explicaríais ambos ya mañana durante una sesión extra de entrenamiento, hmm?

- ¡Pero sensei! 

Las risas de todos menos de los dos castigados se elevaron en el aire de aquella fría noche de Halloween y luna llena de lo más atípica que llegaba a su fin.



FIN

* La tienda de April.

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1 comentario:

  1. Son ninjas; no los ves hasta que ellos no quieren xD

    En cualquier caso hubieran podido quedar en la guarida, pero era mejor allí arriba. Ante lo sucedido, lo suyo sería que se dividieran en dos grupos: uno baja a la guarida por si acaso hubieran vuelto y el otro se queda arriba a esperar por si justo aparecen. Tienen los caparamóviles para comunicarse... por suerte ya avisaron y se limitaron a esperar.

    Me alegro que te haya gustado la historia! Gracias por leerla y por comentar!

    Un saludito ^^

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